Atracción Sexual y Enamoramiento La belleza está en el ojo del observador.
Dos amigas entran al bar y una de ellas observa al chico de la barra con delectación. Comenta a su amiga: ¡Observa ese “bellezo”! La amiga, intrigada, no entiende nada y le pregunta: ¿de quién estás hablando? ¿ De ése de las orejas de Dumbo y las piernas de vaquero? La primera al principio se siente contrariada, pero al poco rato piensa: ” ¡menos mal que a ella no le gusta! Todo para mí.”
Y así es en realidad la vida. La belleza se encuentra en el ojo del observador, ¡a Dios gracias! Dejando aparte aquellas personas que llamaríamos “objetivamente guapas”, que desafían el consenso general, el resto de nosotros,“los normales”, siempre tenemos a alguien a quién gustamos y también siempre tenemos a alguien que nos gusta solo a nosotros. Es bien cierto el dicho de que “siempre hay un roto para un descosido”.
La percepción humana está influida por nuestras expectativas, vivencias pasadas, carencias e insuficiencias y muchas otras cosas que forman finalmente nuestros gustos y necesidades. En la atracción interpersonal, todos estos elementos representan su papel.
En las culturas donde se fomentan las relaciones voluntarias como la nuestra, a diferencia de aquellas donde las parejas se forman por motivaciones grupales, la atracción es el principio de todo. A pesar de que se cree que la atracción tiene connotaciones mágicas y misteriosas, los psicólogos sociales la tienen muy bien estudiada. La atracción está determinada por ciertas reglas que se producen con regularidad.
Las causas de la atracción sexual.
Razones personales. En primer lugar, el caldo de cultivo para sentirse atraído por alguien es, sin duda, la situación de disponibilidad. Esto puede influir grandemente en que una persona se fije en otra como posible pareja sexual. Por otra parte, una circunstancia favorecedora para que se dé la atracción es el estado anímico y las características de la personalidad. Estas pueden ser: la experiencia de soledad y aislamiento por la falta de una relación significativa, la pérdida temporal de autoestima o un deseo intenso de intimidad y pertenencia. Como rasgo de personalidad, un carácter abierto y expresivo puede potenciar la aparición de la atracción.
Factores inherentes al otro. La belleza física es, sin duda, el factor más importante para la atracción. Aunque en todos los estudios sobre la interacción humana existe acuerdo en que lo más influyente para la atracción inicial es la belleza, también una gran cantidad de personas afirma que esta no es la razón más importante, ni mucho menos, para tomar la decisión de tener una relación con alguien o casarse. Además, hay que hacer constar que para los hombres la belleza física es más importante que para las mujeres. Para estas, es más importante el estatus social y su capacidad para ganar dinero. Por lo menos esto dicen algunos estudios norteamericanos.
Los factores propios del uno y del otro en combinación. Las similitudes en cuanto a características demográficas, como son la edad, la raza, actitudes y valores, apariencia física, y otros aspectos producen la atracción.
La importancia de la similitud en la atracción.
A pesar de que abunda la idea de que los opuestos se atraen, la investigación no confirma esa idea. La realidad es que la similitud conduce a la atracción por diversas razones:
a. Tendemos a interactuar con personas que son similares a nosotros. Compartir intereses crea oportunidades para la interacción. La similitud propicia la interacción, y, cuando las personas interactúan, descubren más similitudes. Esto aumenta la proximidad y ésta, a su vez, induce al agrado.
b. Suponemos que gustaremos a aquellos que son similares a nosotros. Gustar a alguien es una de las razones más poderosas para que nos guste esa persona. Estimula la autoestima y reafirma el propio valor como persona.
c. Las personas similares a nosotros validan nuestras creencias y actitudes. Nos gustan aquellos que son similares a nosotros, pensamos que aquellos que nos gustan son similares a nosotros, y suponemos que gustaremos a las personas que son similares a nosotros.
La razón de que nos gusten las personas con actitudes y creencias similares a las nuestras es que tendemos a considerar nuestras propias características como deseables. Por eso creemos que aquellos que las comparten tienen las actitudes correctas.
En resumen, si dos personas son similares, es más probable que tengan interacciones positivas, crean que se gustan, y se refuercen mutuamente las actitudes y creencias. La interacción, el hecho de gustarse y la similitud se entrelazan para generar atracción.
El enamoramiento
El amor apasionado o enamoramiento está compuesto de deseo sexual, sensación de intensa añoranza por la pareja, sentimientos eufóricos de realización y éxtasis cuando la relación funciona bien, y ansiedad y desesperación cuando esto no es así. Los otros componentes del amor (compromiso, confianza, intimidad y vinculación) están relativamente ausentes. Es posible sentir enamoramiento y adoración por una persona que sabemos que es inadecuada, o que no conocemos muy bien o incluso que no nos gusta mucho.
La pasión es desorganizadora, y está vinculada a una serie de creencias sobre la persona amada y a la motivación para unos tipos específicos de acción. Las creencias, a menudo idealizan a la pareja y las acciones deseadas incluyen la unión sexual y otros tipos de cercanía como tocarse o mirarse largamente. El curso del enamoramiento pasional es vertiginoso y en línea quebrada, ya que presenta picos y valles. Algunas veces, los sentimientos de excitación que identificamos como enamoramiento no tienen nada que ver con la persona amada, sino que vienen dados por otras causas. Por ejemplo, que la persona deseada se parezca a alguien significativo de la vida anterior, o que posea alguna característica muy apreciada de la que el enamorado carece. Las personas que se vinculan afectivamente de manera ansiosa, son más proclives a enamorarse perdidamente, experimentar preocupaciones obsesivas con respecto al amado y sentir los altibajos emocionales que son característicos de la pasión.
Para el psicólogo Sternberg, autor de diversas obras sobre el amor, el intenso y repentino flujo de pasión en el enamoramiento, al comienzo de una relación no es sorprendente puesto que se sabe que lo importante es el atractivo físico en la atracción inicial. Sin embargo, después de unir a las personas, la pasión tiende a disminuir a medida que la relación madura. Los componentes de intimidad y compromiso se desarrollan más lentamente, pero llegan a ser más importantes a través del tiempo, dando a una relación intima duradera un carácter totalmente diferente de la turbulencia y el ardor inicial.
La cápsula del amor.
Los factores que desencadenan el enamoramiento son específicos y personales. Depende de las necesidades psíquicas, preferencias y gustos particulares. El pensamiento sobre el amado y su imagen presiden toda actividad. El enamorado normalmente posee una imagen idealizada del objeto de su deseo. Esta imagen entra en un encuadre positivo donde se destacan solamente los rasgos deseables y se descartan los indeseables sistemáticamente. El marco donde se encuentra el objeto del afecto es absolutamente cerrado y no permite la introducción de elementos perturbadores de la visión positiva. No se aceptan aspectos negativos de ninguna índole. Las consideraciones realistas no pueden atravesar la cápsula del amor.
Todo se activa por características del otro que significan algo importante para la persona. A veces una cualidad que se admira y que hace que la persona se sienta importante, es decir, un logro narcisista, o quizás la aparente fortaleza del otro que proporciona seguridad. Esa cualidad del otro que atrae al apasionado, muchas veces viene a llenar un vacío que se necesita completar, es decir, viene a suplir una carencia.
Características del enamoramiento.
1. Estado personal de carencia o necesidad.
2. Conocimiento parcial e incompleto del amado.
3. Magnificación e idealización de las cualidades positivas del otro.
4. Ocultación sistemática de los defectos y cualidades indeseables.
5. Sensación semejante a la adicción a la droga: estado de embriaguez, placer total, felicidad en presencia del amado y desdicha y vacío total en su ausencia.
6. Imposibilidad de pensar que los sentimientos experimentados pueden ser ilusorios.
7. Expectativas fantasiosas respecto a la relación y a lo que puede aportar la persona amada.
8. Transformación de las cualidades negativas en positivas mediante razonamientos y justificaciones.
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