Filosofía General de la Proporción Aurea
En general, debido a que la Proporción Aurea no tiene principio ni fin, se vuelve entonces una metáfora bastante buena para el espíritu en una realidad material. La Proporción Aurea (o el espíritu) puede ser observada, pero no puede ser limitada a su inicio o su fin. La Espiral de Proporción Aurea tiene un aspecto adicional en ella que justifica una observación más cercana. Este aspecto estimula mayor pensamiento mientras lo ponderamos.
Una de las características de la Espiral de Proporción Aurea es que continúa hacia espirales que disminuyen por siempre. La espiral se vuelve pronto tan infinitesimal que, teóricamente, podría romper el plano de una dimensión y entrar a otra dimensión. Una vez que hace esto, podría comenzar nuevamente dentro de otra dimensión como una espiral comparativamente grande, bajando para volverse más pequeña nuevamente hasta romper ese plano dimensional y moverse hacia otro, y así progresivamente hacia el infinito. Aunque este sea un modelo lineal, será suficiente para demostrar la idea básica.
En otro punto de vista sugerido por Dan Winter, las Proporciones Aureas hacen espirales infinitesimalmente más pequeñas y rompen el plano de la Tercera Dimensión. Sin embargo, esta vez la Espiral de Proporción Aurea entra hacia una dimensión de frecuencias que están a la velocidad de la luz y más allá.
Si nosotros visualizamos el universo en su estado natural, no lineal, que abarca todas las dimensiones y frecuencias, cuando rompemos el plano de la Tercera Dimensión entramos nuevamente hacia el espacio de todas las frecuencias de trascendencia eterna. En las dimensiones no físicas, todas las cosas están en una trascendencia eterna y ocupan todas las frecuencias - la velocidad de la luz y más allá.
Cuando la Proporción Aurea penetra la Tercera Dimensión desde este estado superior de frecuencias, entra a una dimensión limitada por el tiempo. Cuando la espiral (dentro de la Tercera Dimensión) forma espirales infinitamente más pequeñas para romper el plano de la Tercera Dimensión, entra entonces de vuelta hacia la dimensión de frecuencias superiores y la trascendencia eterna. Del otro lado de esta Tercera Dimensión están las frecuencias superiores y más allá.
La Proporción Aurea entonces puede ser utilizada como un símbolo o una analogía para el espíritu en la materia, y también puede usarse como una analogía para el hilo que entrelaza a las dimensiones materiales y etéreas. Puede ser comparada a un tipo de vid que produce la uva (una esfera alargada) que compone la octava de ésta y, muy posiblemente, todas las dimensiones. Las dimensiones paralelas pueden compararse a un racimo de uvas (octavas esféricas alargadas), todas provenientes de la saludable Vid de Proporción Aurea.
Cada ser consciente con un corazón abierto, tiene una multitud de vides en espiral emanando desde el corazón, que en su turno crean una multitud de realidades paralelas coexistiendo en una multitud de planos dimensionales. Estas diversas realidades coexisten, traslapándose con la realidad de otra persona y ellas cocrean un espectro cohesivo y holístico de realidades y posibilidades que alinean el tejido de lo infinito.
Filosofía General de la Fibonacci:
En contraste con la Proporción Aurea (que no tiene principio ni fin), la Espiral Fibonacci tiene un principio definitivo pero no necesariamente un fin. Una vez iniciada, la Espiral Fibonacci puede continuar hasta el infinito.
La Secuencia Fibonacci posee una propiedad única. Diferente a la Proporción Aurea, la Fibonacci comienza en 0 ó 1 pero se aproxima rápidamente a la Proporción Aurea con una exactitud en constante aumento. La Secuencia Fibonacci parece estar fuertemente atraída hacia la Secuencia de la Proporción Aurea (Proporción Phi) e intenta aproximarse a la Proporción Phi (1.6180339...). Esta exactitud se incrementa hasta alcanzar asintóticamente sus límites. En ese punto, uno no pude notar la diferencia entre las dos espirales excepto cerca o en los puntos de inicio. Entender este aspecto de la Fibonacci es crucial.
Esta característica de la Fibonacci (siempre intentando aproximarse a la Proporción Aurea con mayor exactitud), puede utilizarse como una metáfora para nuestra condición humana, que nos ayudará a obtener discernimientos más profundos hacia la naturaleza de la espiritualidad.
Si la Proporción Aurea se utiliza como una metáfora para el espíritu y la Fibonacci se usa como una metáfora para la encarnación física (el espíritu encarnando en la materia e intentando perfeccionarse a sí mismo hacia el ideal), entonces, metafóricamente nuestra encarnación física comienza como una forma de vida Fibonacci.
Sin la plena memoria de la imagen completa e integrada del Universo, nosotros iniciamos nuestras jóvenes vidas en un patrón aparentemente errático, identificándonos a nosotros mismos como seres puramente físicos que son finitos y mortales. Al ganar experiencia y sabiduría a través de la encarnación física, comenzamos a sentir y a descubrir a nuestro espíritu y comenzamos el proceso de identificarnos a nosotros mismos más de cerca con nuestros seres más grandes. Nuestra atracción para movernos más cerca de Dios, es como la atracción de la Fibonacci por aproximarse a la Proporción Aurea.
Al crecer hacia una relación más cercana con el ideal (el espíritu o la Proporción Aurea), podemos comenzar a sentir un incremento en energía y una revitalización. Esta revitalización puede estimular la intención y la motivación del ser físico, para hacer todo lo posible por sentir más energía y acercarse al ideal o la Proporción Aurea. El ser físico (Fibonacci), es entonces forzado a proceder a lo largo del camino que lo conduce a acercarse al espíritu. Esto generalmente se manifiesta limpiando la mente, las emociones y los deseos, para poder crear un templo interno limpio que le permita a la mente y al cuerpo volverse el mejor receptor para el ideal o el espíritu. Esto también es como la Fibonacci aproximándose a la Proporción Aurea.
Eventualmente, los pensamientos, las emociones y los deseos del ser físico comienzan a aproximarse al ideal muy de cerca. En ese punto, la Fibonacci y la Proporción Aurea están en tal relación cercana, que se crea una especie de puente entre el espíritu y el ser físico. Las creencias limitadas del ser físico pueden ser liberadas y la realización de los potenciales ilimitados disponibles dentro del espíritu, pueden ser plenamente abrazados por el ser humano en lo físico.
En general, debido a que la Proporción Aurea no tiene principio ni fin, se vuelve entonces una metáfora bastante buena para el espíritu en una realidad material. La Proporción Aurea (o el espíritu) puede ser observada, pero no puede ser limitada a su inicio o su fin. La Espiral de Proporción Aurea tiene un aspecto adicional en ella que justifica una observación más cercana. Este aspecto estimula mayor pensamiento mientras lo ponderamos.
Una de las características de la Espiral de Proporción Aurea es que continúa hacia espirales que disminuyen por siempre. La espiral se vuelve pronto tan infinitesimal que, teóricamente, podría romper el plano de una dimensión y entrar a otra dimensión. Una vez que hace esto, podría comenzar nuevamente dentro de otra dimensión como una espiral comparativamente grande, bajando para volverse más pequeña nuevamente hasta romper ese plano dimensional y moverse hacia otro, y así progresivamente hacia el infinito. Aunque este sea un modelo lineal, será suficiente para demostrar la idea básica.
En otro punto de vista sugerido por Dan Winter, las Proporciones Aureas hacen espirales infinitesimalmente más pequeñas y rompen el plano de la Tercera Dimensión. Sin embargo, esta vez la Espiral de Proporción Aurea entra hacia una dimensión de frecuencias que están a la velocidad de la luz y más allá.
Si nosotros visualizamos el universo en su estado natural, no lineal, que abarca todas las dimensiones y frecuencias, cuando rompemos el plano de la Tercera Dimensión entramos nuevamente hacia el espacio de todas las frecuencias de trascendencia eterna. En las dimensiones no físicas, todas las cosas están en una trascendencia eterna y ocupan todas las frecuencias - la velocidad de la luz y más allá.
Cuando la Proporción Aurea penetra la Tercera Dimensión desde este estado superior de frecuencias, entra a una dimensión limitada por el tiempo. Cuando la espiral (dentro de la Tercera Dimensión) forma espirales infinitamente más pequeñas para romper el plano de la Tercera Dimensión, entra entonces de vuelta hacia la dimensión de frecuencias superiores y la trascendencia eterna. Del otro lado de esta Tercera Dimensión están las frecuencias superiores y más allá.
La Proporción Aurea entonces puede ser utilizada como un símbolo o una analogía para el espíritu en la materia, y también puede usarse como una analogía para el hilo que entrelaza a las dimensiones materiales y etéreas. Puede ser comparada a un tipo de vid que produce la uva (una esfera alargada) que compone la octava de ésta y, muy posiblemente, todas las dimensiones. Las dimensiones paralelas pueden compararse a un racimo de uvas (octavas esféricas alargadas), todas provenientes de la saludable Vid de Proporción Aurea.
Cada ser consciente con un corazón abierto, tiene una multitud de vides en espiral emanando desde el corazón, que en su turno crean una multitud de realidades paralelas coexistiendo en una multitud de planos dimensionales. Estas diversas realidades coexisten, traslapándose con la realidad de otra persona y ellas cocrean un espectro cohesivo y holístico de realidades y posibilidades que alinean el tejido de lo infinito.
Filosofía General de la Fibonacci:
En contraste con la Proporción Aurea (que no tiene principio ni fin), la Espiral Fibonacci tiene un principio definitivo pero no necesariamente un fin. Una vez iniciada, la Espiral Fibonacci puede continuar hasta el infinito.
La Secuencia Fibonacci posee una propiedad única. Diferente a la Proporción Aurea, la Fibonacci comienza en 0 ó 1 pero se aproxima rápidamente a la Proporción Aurea con una exactitud en constante aumento. La Secuencia Fibonacci parece estar fuertemente atraída hacia la Secuencia de la Proporción Aurea (Proporción Phi) e intenta aproximarse a la Proporción Phi (1.6180339...). Esta exactitud se incrementa hasta alcanzar asintóticamente sus límites. En ese punto, uno no pude notar la diferencia entre las dos espirales excepto cerca o en los puntos de inicio. Entender este aspecto de la Fibonacci es crucial.
Esta característica de la Fibonacci (siempre intentando aproximarse a la Proporción Aurea con mayor exactitud), puede utilizarse como una metáfora para nuestra condición humana, que nos ayudará a obtener discernimientos más profundos hacia la naturaleza de la espiritualidad.
Si la Proporción Aurea se utiliza como una metáfora para el espíritu y la Fibonacci se usa como una metáfora para la encarnación física (el espíritu encarnando en la materia e intentando perfeccionarse a sí mismo hacia el ideal), entonces, metafóricamente nuestra encarnación física comienza como una forma de vida Fibonacci.
Sin la plena memoria de la imagen completa e integrada del Universo, nosotros iniciamos nuestras jóvenes vidas en un patrón aparentemente errático, identificándonos a nosotros mismos como seres puramente físicos que son finitos y mortales. Al ganar experiencia y sabiduría a través de la encarnación física, comenzamos a sentir y a descubrir a nuestro espíritu y comenzamos el proceso de identificarnos a nosotros mismos más de cerca con nuestros seres más grandes. Nuestra atracción para movernos más cerca de Dios, es como la atracción de la Fibonacci por aproximarse a la Proporción Aurea.
Al crecer hacia una relación más cercana con el ideal (el espíritu o la Proporción Aurea), podemos comenzar a sentir un incremento en energía y una revitalización. Esta revitalización puede estimular la intención y la motivación del ser físico, para hacer todo lo posible por sentir más energía y acercarse al ideal o la Proporción Aurea. El ser físico (Fibonacci), es entonces forzado a proceder a lo largo del camino que lo conduce a acercarse al espíritu. Esto generalmente se manifiesta limpiando la mente, las emociones y los deseos, para poder crear un templo interno limpio que le permita a la mente y al cuerpo volverse el mejor receptor para el ideal o el espíritu. Esto también es como la Fibonacci aproximándose a la Proporción Aurea.
Eventualmente, los pensamientos, las emociones y los deseos del ser físico comienzan a aproximarse al ideal muy de cerca. En ese punto, la Fibonacci y la Proporción Aurea están en tal relación cercana, que se crea una especie de puente entre el espíritu y el ser físico. Las creencias limitadas del ser físico pueden ser liberadas y la realización de los potenciales ilimitados disponibles dentro del espíritu, pueden ser plenamente abrazados por el ser humano en lo físico.
1 comentario:
me va de madre bueeyyy ascob de paginaa
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